No estamos muy convencidos que “de la discusión surja la luz”. Más bien suele surgir el quilombo y cada cual - apelando a lo peorcito de si mismo-, se dedica a defender lo que piensa y atacar lo que dice el otro. O sea, el propósito parece ser más mostrar a los demás que él tiene razón y no investigar la razón. Así que no habrá discusiones para vanagloria de nadie. Se trata de escuchar lo distinto o lo igual, pero que cada uno degluta lo que pueda.
Esto lo hemos tomado , en primer lugar de Sigmund Freud, que dijo justamente lo que pusimos arriba sobre la discusión. Ya la palabra dice algo: no se trata de dialogar sino de discutir, con lo cual ya está casi todo dicho de cual va a ser la predisposición a la pelea.
De paso: ¿Nos enseñaron la diferencia entre discutir y dialogar en la escuela? ¿Nos enseñaron a que da lugar una y otra cosa?
En segundo término, lo hemos copiado de una parte de la metodología de Alcohólicos Anónimos. Allí cada uno dice lo que piensa y nadie opina, todos escuchan. Y cada cual utiliza lo escuchado para pensar por si mismo. Sino, ocurre como decía un amigo nuestro – mediador y ciego: “No escucha, lo que esta haciendo es preparárse para retrucarlo”. Nada de conocimiento, todo de mandarse la parte.
En tercer lugar lo hemos copiado de una de las técnicas de la Negociación Cooperativa o Colaborativa o Inteligente (Proyecto de Negociación de la Universidad de Harvard): En las reuniones de trabajo de grupo - con el propósito de solucionar algún tema - se le pide a cada integrante que diga su opinión de cómo resolverlo . Y cada cual dice lo que piensa y el resto del grupo no puede emitir opinión alguna sobre lo que dijo el compañero ni realizar ninguna crítica.
Todas las propuestas son consignadas en un rotafolio y hasta que el último de los participantes no haya dicho lo suyo , nadie abre el pico. La idea es: primero se escucha y luego que todas las opiniones de todos están sobre la mesa, comienza la parte de la consideración de las ideas expuestas. ¿Para que hacen esto? Para promover la creatividad de la gente y evitar a los boludos que se quieren mandar la parte o chupar la media al jefe o etcéteras de la misma calaña. Es para evitar – como decía Jean Paul Sastre – que el infierno de uno sea la mirada del otro.
Bueno, esta es la parte metodológica de funcionamiento de las reuniones. Iremos ampliando.